COLOMBIA – Bueno, vamos al grano. La introducción estuvo comiendo de mi tiempo acá, que ya está por máximo a los 25 minutos.
Así inició el anteriormente misionero Victor Skimmeland su prédica en la Iglesia Cristiana Infantil Dios la Esperanza (ICIDE) el 22 de septiembre, leyendo la parábola de las monedas de oro, como es el título en la Nueva Versión Internacional – o, la parábola de los talentos, como se llama la misma historia en la Reina-Valera.
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La parábola se lee desde San Mateo 25:14-30 en seguida:
14 “El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. 15 A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro solo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. 16 El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. 17 Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. 18 Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
19 “Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. 20 El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil”. 21 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” 22 Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil”. 23 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”
24 “Después llegó el que había recibido solo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. 25 Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo”. 26 Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? 27 Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses.
28”Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. 30 Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.
El texto en la realidad habla de talentos, pero para entenderlo mejor, la Nueva Versión Internacional en español utiliza otra entidad — 1’000 monedas de oro.
Un talento en una cantidad de plata u oro desde 600 años antes de Cristo, y el peso fue de 26 kilos. El cambiar un talento por mil monedas significa que las mil monedas, digamos de oro, pesa 26 gramos cada uno.
Entré a Internet ayer para averiguar el precio de oro, y me salió este valor:
48.63 dólares por un gramo, o, mejor dicho, 1’264 dólares y unos centavos por una moneda de oro.
O, 1’264’380 dólares por mil monedas.
Déjame hacer la calculación de nuevo en la moneda colombiana. La tasa de cambio ayer fue de 3’417 pesos por un dólar.
Ojo, un hotel en Fontibón cerca de donde me quedo esta semana ayer ofreció solo 2’600 pesos por un dólar, entonces me robarán más de 800 pesos por cada dólar.
En el banco que nos hizo el cambio de una gran donación de Noruega para Colombia esta semana, nos dio casi 3’300 pesos por un dólar.
Eso si está bien, porque hasta el banco tiene que ganar un poquito. Lo más importante es que sea honesto. El hotel no es. El banco si.
Pero, hablamos de la calculación en pesos:
Una moneda iba a costar 4’320’386 pesos. Una moneda de 26 gramos iba a costar más de cuatro millones de pesos. Estamos hablando de unas mil monedas, entonces 4 punto 3 mil millones de pesos. ¡En total!
¡Por un talento! No dos. No cinco. Ni diez.
¡Un talento! ¡4 punto 3 mil millones de pesos!
Podemos construir hasta autopistas con estos valores. Por lo menos unos kilómetros de autopista.
MI PREGUNTA: Como calculó Cristo para poder decir al hombre el cual recibió unos dos o cinco veces los 4 punto 3 mil millones de pesos que;
“¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”
Bueno. El resto de la predica tiene que escuchar.
¡Buen provecho!
Escucha la prédica: Fiel en lo poco, fiel en lo grande, por Victor Skimmeland (32:16)
Foto principal:
ADMINISTRACIÓN. Victor Skimmeland predicó sobre la buena administración, asegurando que él que es fiel en lo poco, será puesto sobre mucho por Dios. Fotos: Alexis Jimenez.
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Victor Skimmeland ha estudiado entre otras materias la teología y ha trabajado en la iglesia y las misiónes. Actualmente mantiene su blog en preacher.no. Copyright © 2019 Victor Skimmeland. Todo material presente está protegido por los derechos del autor. Cualquier uso comercial del contenido de estas páginas requiere de un permiso especial. Solicíteme, si lo requiere. Cualquier uso no comercial se aprueba si se usa con referencia completa del fuente.