La reforma se celebra con un gran aniversario aca en el Noroccidente del mundo. ¿Como se vio la reforma desde el punto de vista de los indigenos de Colombia, el pais que fue dado su nombre por el más conocido de los amos coloniales?
preacher.no | Blog de invitado por Carloz Díaz
Edición Noruega: 13-Oct-2.017 | Articulo en Español 28-Oct-2.017
Carlos Eduardo Díaz H. es un pastor evangélico de la ciudad de Medellín, Colombia y anteriormente Presidente de la Federacíon de Iglesias del Pacto Evangélico de Colombia. La congregación que dirija también maneja una obra social muy extensa entre los más necesitados y los desplazados de la guerra civil de Colombia. Díaz está casado y padre de dos hijas.
Sientate bien atras — ¡sus palabras tienen impacto de puño!
Yo (Victor Skimmeland, patrón del presente blog) le conozco a Carlos desde mis años de ministerio en Colombia, más tarde como su interprete en Noruega y por fin durante muchos años de colaboración e intercesión desde Noruega. Aquí comparta una perspectiva muy diferente sobre la reforma protestante de las cuales escuchamos de frecuencia en la celebración del mismo aniversario acá en Noruega.
Ante la gran euforia que ha despertado en algunos de nosotros, cristianos protestantes evangélicos los 500 años de la reforma protestante, me permito describir un poco este gran suceso como Latinoamericano y hacer una correlación de eventos y emociones en los dos lados del océano Atlántico.
La reforma tuvo su punto de quiebre definitivo y visible con el sistema político-religioso existente en Europa cuando Martín Lutero clavó las 95 tesis en las puertas de la Iglesia de Todos los Santos de la ciudad de Wittenberg, el 31 de octubre de 1.517; cada martillazo que se daba tenían la fortaleza de la muchas vidas que anterior y posteriormente a éste momento, con múltiples sacrificios y sacrificados, levantaron sus voces, sirviendo de base para la construcción de una nueva época para la humanidad, donde las ideas no serían perseguidas sin razón y donde la razón sería un complemento para la fe, donde los avances en todas las ciencias permitirían el desarrollo y el beneficio para un mayor número de personas de todas las clases y razas en cada época y lugar.
Un nuevo amanecer lleno de esperanza se presentaba en Europa por la proclamación de que, por la fe en la gracia Divina serían salvos los hombres y mujeres que creían en el sacrificio de Cristo, verdad que era redescubieta al leerse y oírse las Escrituras en los idiomas maternos de los pueblos Europeos, quienes le daban sólo a Dios la gloria, por la libertad cristiana que ahora tenían, constituyendo a todos los creyentes como sacerdocio universal, haciendo parte de una iglesia reformada siempre reformándose, porque la reforma en sí era incompleta.
Mientras la reforma protestante nacía en Alemania, ese mismo día en América se cumplían 25 años y 19 días del mal llamado descubrimiento de América por Cristóbal Colón en nombre de la corona española; se daba comienzo a una violenta transformación del nuevo continente a causa de la atroz conquista de las “Indias Occidentales” por los españoles y luego por otros pueblos europeos, quienes sedientos de una ambición desbordante, devastaban la tierra, la cultura y la humanidad de los pueblos aborígenes Americanos. En resumen, mientras Europa salía del oscurantismo ideológico, América entraba en una época de densas tinieblas en nombre de la cruz y la espada.
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La cruz en Europa era símbolo de unión y reconciliación, esa misma cruz en América se convirtió en un instrumento de terror y dominación con el que se traían desconocidas y nuevas palabras, ritos y dioses, en los que si no se creía sería necesario pasar por la espada como el instrumento de coerción definitivo para los que se negaban a convertirse a las creencias de los extraños conquistadores, que consideraban a los indios como seres inferiores, niños y hasta fueron denominados bestias; para completar, el anuncio de los religiosos de un Dios de amor, quedaba en contradicción ante la conducta de los conquistadores que dieron rienda suelta al saqueo, la violación y el asesinato.
Como lo diría el cacique Hatuey, citado por Bartolomé de las Casas (1552):
«El dios de los blancos es el oro y las joyas, por estos pelean y matan, (…) nos dicen estos tiranos que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos hablan del alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres y violan a nuestras hijas.» (Nota 1.)
Hatuey fue condenado a la hoguera, a punto de ser quemado el padre Olmedo le preguntó si quería convertirse en cristiano para subir al cielo, éste le preguntó:
«¿Y los españoles también van al cielo?» y al recibir una afirmación, el cacique dijo:
«No quiero yo ir allá, sino al infierno, por no estar donde estén y por no ver tan cruel gente.»
Mientras se rompían las viejas creencias subyugantes en Europa dando fin a la ignorancia y el miedo, en las nuevas tierras americanas eran implantadas creencias de dominio que promovían la ceguera intelectual en todos los campos, y enterrando los saberes y adelantos científicos y tecnológicos que poseían los pueblos originarios, para posicionar la visión de los invasores.
En medio de este panorama, en Norteamérica se vivieron procesos diferentes, que aunque no dejaron de ser violentos, fueron permeados por ideas reformadas de los emigrantes que en su mayoría fueron protestantes; hay que reconocer también que es intrínseco en el ser humano la ambición, la injusticia y la violencia, especialmente cuando la fe y la práctica se divorcian, dándonos a entender que no ha habido una verdadera reforma en los corazones de las personas, pues muchos individuos y pueblos que se han denominado protestantes a través de los siglos han ido cometiendo los mismos actos de manipulación, dominio y violencia que combatieron los reformadores.
Para finalizar, se debe reconocer que en el mundo, tanto en Europa y específicamente en Latinoamérica se hace necesario una transformación que parta de los principios esenciales de la reforma del siglo XVI y más aún, cuando desde las propias iglesias evangélicas latinoamericanas se ha dado una continuidad camuflada a los mismo actos oscurantistas, dominantes y supersticiosos que ha practicado la iglesia de Roma a través de los siglos, pero esto sería tema para otro artículo.
Nota 1: De las Casas, B. (1552): Brevísima relación de la destrucción de las Indias, p. 8, desde: [Enlace]
Nota 2: Fuentes de las fotos utilizados en este articulo: [Enlace]
Carlos Eduardo Díaz vive y ministra como pastor evangélico en un país donde el catolicismo es la religión mayor. Las necesidades son muchas para los colombianos en general y especialmente para los pastores. Si te gustó lo ue pude leer aca, tre propongo sembrar con una donación. En Noruega se realiza por VIPPS al cel 90 75 80 60 o por medio de una transferencia a la cuenta # 8156.12.69068. Díaz recibirá una transferencia junto con el nombre de su patrón. También, le propongo busvarle a Carlos en Facebook. |
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