PROMESA Cuando los médicos le dijeron a Víctor Skimmeland de 54 años de edad que no había más que pudieran hacer por él, cogió una promesa del rey Salomón.
Dagen.no | por Kenneth Fjell Rasmussen | 15 de Septiembre del 2.017
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JERUSALÉN (Dagen): En la primavera del 2.015 Victor Skimmeland de 54 años comenzó a sentirse más cansado. Con frecuencia estaba mareado y tenía náuseas y buscó al médico de la familia para averiguar qué podía ser.
El médico creyó que podría ser algo llamado “enfermedad de cristal”, un trastorno causado por cambios en el equilibrio de los oídos, y prescribió los medicamentos necesarios para realizar una cura.
— Sin embargo, me empeoré cada vez más, y un día me desmayé de repente. Mi esposa me llevó a la sala de emergencias, y de ahí me llevaron directamente al hospital en una ambulancia, dice.
En el hospital, los medicos encontraron un gran tumor en el cerebro. Los tres días siguientes entró y salió de conciencia varias veces antes de ser operado.
Resultó que Skimmeland había sido afectado por un melanoma maligno, del cual rápidamente había metatizado al cerebro, los pulmones, el esqueleto y los ganglios linfáticos.
Sorprendido
— Estaba completamente desprevenido para esto. El cáncer nunca estaba en mi mente. De regreso al hospital local, nos llamaron a mi esposa y yo a una reunión donde nos dijeron que el tumor en la cabeza era demasiado complicado y había poco que se podía hacer. Lo percibí como si me fuera a morir dentro de unas semanas, y me aconsejaron escibir el testamento, dice.
Estaba gravemente afectado por la situación, pero no se sentía asustado.
Una visión
La primera vez que estuvo en la sala de operaciones, soñó que una puerta se abría frente a él. Vio la sombra de un hombre que se acercaba a él y le dijo: “¿Recuerdas el acuerdo que hice contigo el 21 de junio del 1.983?”
— Fue ese día en que di mi vida a Jesucristo. El sueño me dio un sentido de seguridad, una tranquilidad. No recibí ninguna promesa de supervivencia, pero sabía que Jesús estaba conmigo, dice Skimmeland.
Él enfatiza que nunca fue victima por el fatalismo — la idea de que el destino está determinado y que no ayuda a combatir esto — sino que estaba listo para “irse a casa” si Dios lo llamó.
Hacer guerra
Sin embargo, la esposa de Victor Skimmeland no aceptaba que toda esperanza quedaría perdido.
— Kathrine vió la seriedad en la situación y tomó la decisión de hacer guerra por mí, dice.
En el otoño del 2.015, se negó a renunciar la esperanza a pesar de que los médicos le dijeron que no había esperanza ninguna no más.
Buscó a Víctor un nuevo neurocirujano, y se llevaron a cabo unas nuevas investigaciones y varias cirugías sacando los tumores.
— En la tercera cirugía del cerebro, el cirujano nos dijo que sólo había 50 por ciento de posibilidades de que sobreviviera. Pero cuando la opción era que, sin cirugía, tendría el 100 por ciento de seguridad para morir dentro de poco tiempo, la decisión era fácil, dice.
Oración y unción
A finales del otoño, también siguió el ejemplo en la carta de Santiago y llamó a los ancianos.
— Soy miembro de la Iglesia Evangélica Luterana de Noruega, una iglesia tradicional, pero llamé a dos pastores de los Asambleas de Dios, de los cuales tienen mi confianza. Vinieron a visitar junto con sus esposas y me ungieron y oraron por mí, explica.
Víctor dice que actuó según la palabra de Dios y que Dios entonces intervino.
— Después de esta acción de intercesión, el cáncer dejó de esparcirse.
Sin embargo, me tocó realizar una cirugía más, la décima, en el Hospital Nacional Universitaria (Rikshospitalet), pero ésta fue planeada desde antes de que la oración se llevara a cabo, dijo.
Del cáncer en la cabeza no encontró los médicos en Oslo mucho, sino de unos restos de un desangramiento cerebral. Fue trasladado de nuevo al hospital local, el mismo que antes lo había abandonado.
— Aquí me pusieron una cura de pasticas que me resultó más enfermedad. Pero los médicos estaban seguros de que era bueno para mí, así que me tomé la medicina.
Encontró cáncer de nuevo
El hospital local le informó que podría vivir por un tiempo, pero que la probabilidad de supervivencia era igual a cero. Se le puso un tipo de inmunoterapia donde el objetivo era solo el posponer lo inevitable.
— En general soy una persona positiva, con una fe sencilla, pero al final comencé a perder la esperanza, cuenta.
Se pondría para lo peor.
En la primavera del 2.016 se hizo evidente que la inmunoterapia no funcionó tan bien como se había pensado, y en julio del 2.016 tuvo otra conversación con una oncólogo, una especialista en los tumores del cáncer.
— Ella me podía decir que los tumores estaban de vuelta. Me señaló dos lugares en la espalda y sentí que estaban en los pulmones. Por segunda vez me dijeron que no había más que el hospital podría hacer por mí. Iba a morir, dice Skimmeland.
Oró otra vez a Dios y discutió con la esposa antes de tomar una decisión.
— Pedí que me trasladaran del hospital local al hospital de Skien en el departamento vecino de Telemark, dice Skimmeland, quien en realidad proviene de Telemark.
Una peregrinación
El proceso de reubicación tomó tiempo, y mientras esperaba la respuesta, sintió que Dios lo llamó a ir en peregrinación a Israel y a los restos del templo en Jerusalén.
— Dios me había sanado allí antes, cuando yo estaba en el siglo de los noventas con la escuela bíblica donde estudié. Queríamos a hijos, pero el problema era que yo había sido declarado estéril. Tres veces fui al Muro de Lamentaciones y le pedí sanidad a Dios. La última vez fue como oí una voz que me decía: “Estás pidiendo algo que ya tienes”, dice.
Poco tiempo después, la pareja Kathrine y Victor Skimmeland viajaron a Colombia para ser misioneros, y allá la hija Andrea Natashah fue concebida.
La oración del rey Salomón
Esta vez recordó las palabras del rey Salomón según 1o de Reyes 8:41-43.
«También puede suceder que extranjeros que no pertenecen a tu pueblo Israel vienen de un país lejano por causa de tu nombre. Porque oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido. Cuando vienen y oran, frente a esta casa, entonces usted debe oírlos en el cielo donde usted trono y hacer todo lo que ellos claman a usted! Así sabrán todo el pueblo de la tierra tu nombre, y te temerán, como tu pueblo Israel, sabiendo que tu nombre es mencionado por encima de esta casa que he edificado.»
— Me di cuenta de que esto era una oración de Salomón, y no una promesa general de Dios, pero recibí estas palabras para mí cuando me fui, dice.
A finales del verano del 2.016 entró en una casa de huéspedes en la parte oriental de Jerusalén, y durante toda su estancia fue al Muro del las Lamentaciones por las mañana y las tardes para orar. Allí estaba de pie frente al lugar donde alguna vez estuvo el Templo.
— No sentí nada mientras rezaba, excepto que estaba terriblemente cansado, dice.
Libre de cáncer
Demoró dos meses antes de recibir una nueva consulta, esta vez en el hospital departamental de Skien.
— Sacaron unas nuevas fotos, y la oncólogo no entendió cuál era el problema.
Skimmeland era un llamado NED – No Evidence of Disease, o Sin Evidenica de Enfermedad.
— Fui declarado libre de cáncer, y hoy estoy un año más tarde, dice Skimmeland, quien no duda de que fue Dios el cual intervino.
Medico: – Pero, ¡El medicamento si funcionó!
La oncólogo del hospital de Skien, doctora Dalia Dietzel, confirma al periódico Dagen que encontró pocos rastros de cáncer cuando examinó Skimmeland en el otoño del 2.016.
Su explicación del cambio repentino es que la medicina, que continuó tomando mientras estuvo en Jerusalén, debe haber trabajado para bien de todos modos.
— Ahora será tratado con inmunoterapia durante dos años en total, con controles regulares en el camino. Si todo va bien, el tratamiento se detendrá y un seguimiento adicional mostrará si la enfermedad aparece de nuevo, dice la oncólogo, la cual cree que la curación del Sr. Skimmeland se puede explicar médicamente.
Skimmeland en su lado está convencido de que Dios ha tenido más de un dedo puesto en el juego.
— En en mes de julio del 2.016 tuve cáncer con metátasis completa de nuevo, y los médicos me dijeron que no había más que pudieran hacer. Dos meses después, el cáncer había desaparecido, argumenta.
Aclamando a la familia
No puede dejar de aclamar a la familia. Sin su ayuda, cree que había renunciado cuando la lucha contra la enfermedad fue más fuerte.
La hija Andrea Natashah de 16 años dice que fue difícil mientras todo estaba en camino.
— Al principio era muy difícil entender que mi papá tenía una enfermedad incurable, pero finalmente se retrasó. A veces estaba enojado porque esto nos había afectado, comenta.
Poco a poco se sintió dispuesta a despedirse de su padre, pero la esperanza de que él se recuperara estaba allí todo el tiempo.
Los efectos secundarios
Aunque el cáncer se ha ido, él todavía lucha con una serie de efectos secundarios después de la enfermedad. Ha estado operando tantas veces en la cabeza que escucha muy mal. Tiene tinnitus, su visión está parcialmente roto y, sobre todo, ha sufrido epilepsia.
Sucede que él pregunta por qué Dios no lo ha curado completamente.
— Sinceramente no sé la respuesta, pero sé que Dios me usa de una manera nueva. Puesto que tengo que vivir más lentamente que antes, también tengo tiempo para pasar más tiempo con Dios, en maneras de las cuales no hice antes, explica.
Un llamado personal
Skimmeland enfatiza que el viaje a Jerusalén fue un llamado personal a él, y que Dios no necesariamente encontraría a otros cristianos en la misma manera.
Desde que se convirtió en cristiano en 1.983, ha experimentado escuchar lo que él cree es la voz de Dios, y a menudo Dios le muestra a las personas con quienes va a hablar y orar.
— Debido a mi enfermedad, es justo que tengo que buscar el hospital con frecuencia, y cada vez puedo decirle a alguien algo acerca de Jesús, cuenta.
Al principio tuvo un contacto particularmente bueno con otro hombre afectado por el cáncer, el cual también recibió una inmunoterapia. La persona murió durnate el mes de mayo pasado, pero Víctor lo siguió todo el camino.
— Estaba junto con él en nuestra amistad, las conversaciónes y en la oración. Puse mis manos sobre él para reducir el dolor y aplazar la muerte, y le administré las porciones de medicina cuando fuimos a viaje. Dios me dijo que podía conseguir un año más para estar listo para recibirle a Cristo. Vivió bien durante todo un año antes de que el cáncer regresó el marzo pasado. Treinta y seis horas antes de morir, oré por la salvación con él. Oré con su esposa en abril. Ella tenía la fe, creo, pero era bueno para ella también poder confesar, dice el misionero.
Skimmeland ha dedicado gran parte de su vida al ministerio cristiano, tanto como empleado y a nivel de voluntariado. Él ve que esto es algo que continuará en el futuro.
— Tal vez voy a dedicar mas tiempo como un evangelista. Quiero compartir la esperanza cristiana y lo que Dios hace, dice.
¿Quien es Victor Skimmeland? |
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Victor Skimmeland está casado con Kathrine y juntos han servido como misioneros en la Confesión Religiosa de la Junta Misionera del Pacto Evangélico de Colombia. |
En Noruega, Skimmeland ha trabajado en los medios de comunicación, tanto como periodista en Porsgrunns Dagblad y freelance en el periódico Dagen. |
Después de unirse a la Iglesia Evangélica Luterana de Noruega, trabajó durante ocho años como pastor de jóvenes en la ciudad de Sandefjord. En seguida fue empleado de la ONG Norwegian Church Aid. |
- Archivo original de PDF se puede bajar aquí.
- Traducción a Español hecho por Victor Skimmeland.
Comentarios al traductor sobre la traducción se reciben con mucho gusto al correo electrónico victor punto skimmeland arroba gmail punto com. Se hizo una una traducción manual — mejor que usar el Google Translate porque Google es la Inteligencia Artificial existente más tontica. Tan fácil. Microsoft Translate es muy poco mejor.
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